SOLEDAD Nadie logrará nunca vivir imperturbable. De hecho, uno de...
Leer másNadie logrará nunca vivir imperturbable.
De hecho, uno de los grandes problemas de la soledad reside en conseguirla en pos de lograr este objetivo, sin haber considerado de antemano los recursos precisos para semejante osadía.
Sabemos cuál es la naturaleza del escorpión, pero nada queremos saber de la naturaleza del hablante.
Nuestro lenguaje suma a la condición de estar vivo una ignota abundancia en movimiento que no se resistirá jamás a darle rienda suelta a su propio aguijón. Cuando usted se aparta intencionadamente de los estímulos que supone lo dispersarían, no hace más que ponerse al servicio del más aventurado de sus estados posibles, volviéndose usted mismo el escorpión y la rana.
Ante esta situación tiene dos posibilidades: reconocer las cosas como son, o negarlas.
La capacidad de estar solo empieza por asumir que la realidad de cualquier hablante es la inquietud singular, cosa que no depende de estar o no estar con otros. Así que, dado que lo propio de los seres hablantes es la inquietud, la tendencia a la quietud sea física, anímica o espiritual es antes que nada una resistencia.
Dadas así las cosas, si usted se resiste al hecho de que su abundancia se mueva a la altura del primer eslabón de su ánimo que es su inquietud, nada raro resulta que caiga el sentido de su vida y que de ello provenga la depresión como síntoma. Y entonces aunque parezca que solo quiere estar solo, lo que sucede en realidad es que no puede estar con otros.
Ahora, si usted se ha animado pero por darle la razón a algún fantasma se frena resistiendo a la altura de su deseo, el síntoma será entonces la angustia, en este punto es casi insoportable quedarse solo. Síntomas como la inhibición, el vértigo, la insatisfacción permanente, o incluso la imposibilidad por estatuto, son efectos de otra clase de resistencia que solo pueden producirse con otros.
MÁS VALE MALO CONOCIDO, QUE BUENO POR CONOCER… La realidad...
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