Téngase en cuenta, que los acontecimientos que hoy lo condicionan son los que ya sucedieron y no los que “podrían” suceder. Es la hora de pujar por una soberanía propia, una que lo aliente a vivir como quien existe, aunque para ello haga falta aventurarse al maravilloso mundo de lo desconocido.

Sería una verdadera pena pasar por esta vida sin haber experimentado -más no sea alguna vez- la enorme impresión de sorprenderse de uno mismo y de alcanzar ese otro valor que solo se cobra cuando se ha decidido ser más.